El Corbán

PRINCESITA

a Cesia, cuando tenía dos años de edad.

 

¡Chicano! Díjome mi sobrina con

tal algarabía, que su sonrisa

mostraba dejando su alegría en la brisa,

y al sentirla todos sin vacilación

no podíamos evitar sentir gran satisfacción.

 

Toda ella es ternura:

Sus picaras sonrisas dadas

Sus palabritas entrecortadas,

Su pequeñita hermosura

Y hasta su traviesa dulzura.

 

¡No crezcas mi sobrina!

Te lo pide tu tío como favor

Que del mundo no veas su horror,

Que solo escuches el ave que trina

Y del cielo, a tus oídos solo la poesía fina.

 

De aquella salvación que el Señor te ofrece;

Solo de él sus palabras escucha

Para que fuerzas tengas en la lucha,

Mira que esta tierra ya atardece

Y la luz del mundo venidero ofrece.

 

¡Quedate con la pureza de la infancia!

Cuando a tu padre pavo llamas

Gorda a tu madre proclamas,

Y a tu abuela, ¡vieja! Soporta con paciencia

Así todos te amamos por tu inocencia.

 

Pues vuelves y dices ¡mama! A la abuela;

Causas alegría a Adela

Y de Eliseo su felicidad vuela,

Pues, tu ser la seriedad cancela

Y gracias a ti nuestro mundo es una gran acuarela.