OROSMIRA

Relato Las escondidas


Las escondidas.

Me gusta cuando estás en mi mirada, a mi alcance. Si te caes, estar siempre cerca para ayudarte. Me gusta estar contigo, y sé que lo sabes.
Siempre que vienes corriendo hasta mis brazos, y me envuelves con tu risa, disfruto. Hago eternos esos momentos.

¡Soy feliz!
Y cuando preguntas.
-¿Verdad mamá que hace mucho tiempo qué no jugamos a las escondidas?
-Y te respondo: Sí hace mucho tiempo. Aunque estoy segura que fue ayer.

-¿Jugamos mamá, ahora?
-Cómo negarse, imposible. Dejo  todo lo que estoy haciendo y voy en busca de aventura.
-Te toca a vos mamá contar , y sale disparando a esconderse. A buscar un sitio, donde ocultarse.
Entonces, giro me coloco en una esquina sin mirar donde va y comienzo a contar uno, dos, tres ...
 Y es allí donde se produce la magia. Como por un encanto, vuelvo a ser una niña otra vez. Siento cosquillas en la panza. Y ganas de correr. 
Comienzo a caminar como un gigante por las habitaciones. Doy pasos largos, haciendo ruido muy fuerte. Y escucho una risita que proviene del dormitorio. Voy. Deduzco que está debajo de la cama y paso de largo, como si no lo supiera. Le doy ventaja para que salga y se libre solo, estando a tan solo unos pasos. Corro desesperada para que crea que no lo dejé ganar, y me gana.
Salta feliz y me abraza.  Y vuelvo a ser su mamá que disfruta sus logros. Después de todo he descubierto ahí mi orgullo. Ser mamá es una tarea sublime. No se compara con nada. Es esta magia, esta relación que nos ayuda a crecer a los dos. Si me fuera posible ofrecerte mi compañía eternamente, ese sería mi deseo. Pero no es posible, no somos inmortales.
Y entonces pienso, que cuando la vejez  corte los hilos  del  titiritero que da vida a mi vida. 
Entonces seré yo la que te invite a jugar a las escondidas. Te diré:
¿Verdad que hace mucho no jugamos? Irás a contar en un rincón cualquiera.  Uno,  dos, y  tres...
Y me esconderé porque es el destino de todos. Imagínalo así,  que me oculté en un lugar del cielo...y cuando decidas buscarme. Me encontrarás seguramente. Allí , donde tu sabes. Adentro de tu alma. Para siempre y cuando me necesites, solo bastará que cuente uno, dos y tres. Y se producirá la magia. Y estaré al lado tuyo. Sosteniendo tu mano, secándote las lágrimas. Sonriendo como siempre. Dándote el beso de las buenas noches.
Qué importa si eres adulto. Para una madre siempre serás mi pequeño. Así voy a festejar tus triunfos, y ayudarte en tus derrotas. Pero siempre ahí... escondida, eternamente en tu corazón.

PD; Te conjuro a un hechizo. A que alguna vez te acuerdes, si te resulta posible, de mí. Donde quieras que vayas y estés. Jugando a las escondidas ahí estaré. Con amor tu eterna  mamá. Piedra libre. Para mi niño.