Salva Sosof

EDILSA

Nunca te lo dije,

nunca me lo dijiste,

pero lo vi en tus ojos

y lo viste también en los míos.

 

No te atreviste a decirmelo

ni yo me atreví a hacerlo

a pesar de los suspiros

que a leguas nos  delataban.

 

Siempre esperaste que fuera yo

el que diese el primer paso

y dijera la primera palabra,

¡qué coincidencia! Yo esperé lo mismo.

 

¡Y aquí estamos otra vez!

Tan igual como al principio,

con todo y sin nada.

 

Si estando y teniéndonos,

no pudimos o, tal vez no quisimos,

entre poco ya desde la distancia,

Hojalá pueda decir:

¡No fue fácil, pero lo logré!

 

Y tú, ¿qué estarás diciendo o pensando

desde aquí en tu soledad

viendo la película de mis recuerdos,

en compañía de mi ausencia

con la música de mi silencio?