Encontré una nueva forma de encontrarme y perderme a la vez, en este papel las palabras que nunca diría empiezan a salir y a tener forma.
Los dolores acumulados empiezan a desbordarse y las emociones salen de su cause como río incontrolable.
En este papel toman vida las cosas que llevo dentro, muertas, sin vida y que pesan como todo cuerpo muerto.
Tomo el lápiz y se convierte en mi voz, él grita lo que yo callo y dice todo lo que celosamente guardo dentro de mi. Entonces aquel vacío que irónicamente me llena, que llena todo mi cuerpo, empieza a salir, a llenarse y a dejarme vacía.
Entonces lo sé, el lápiz y el papel son las herramientas que Dios me regaló para dejarme ser, para soltar las máscaras que rodean mi vida y me llenan de frustraciones.
Es con un lápiz y un papel que lo que no tiene forma empieza a formarse y a tomar vida. Es lo que Dios me ha dado, un poco de su capacidad creadora; y la muerte empieza a vivir y yo empiezo a sentirme llena, completa.
Y aquí en el papel caen tanto las lágrimas de dolor como de emoción. Dolor de lo que me falta y emoción de lo que ya tengo, tengo lápiz, tengo papel, tengo a Dios.