Donaciano Bueno

Una jovencita

Allí, cerca de un valle en que el sueño habita

rodeado de un paisaje placentero,

donde el río canta, el pájaro recita

poemas de amor. E incluso que el romero

perfuma con su olor. Y el agua es bendita

En ese tan lindo e idílico lugar

vivía una flor. Era una jovencita,

-se me atraganta el oxígeno al hablar-

la más hermosa mujer del mundo entero.

 

Era la gracia a rabiar, era el salero,

tan pizpireta y graciosa esa mocita

que aunque de ella yo aquí presumir no quiero

no encuentro palabras que el lenguaje admita,

protagonista la tengo en mi florero.

Esa historia en estos versos que hoy describo

no paran de engrandecer sus alabanzas,

prometo que he de mirarla mientras vivo

mas no pidan equilibre mis balanzas.

 

Que aunque ahora aún es tierna flor de abril,

la vista afilada, miro y me recreo,

su esbelta figura, sus ojos de marfil.

Tal así es que una alucinación yo creo

afectar pudiera a mi mente tan febril.

Yo aquí me confieso: trampas hacer quiero

al tiempo, en previsión de que quizás no esté

el día del que hablé e imaginar prefiero,

que sepas que el amor se siente y no se ve.

©donaciano bueno