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Mala

 

A nadie dejaba indiferente, su belleza a nadie pasaba desapercibida. Ella lo sabía y la utilizaba para llegar a donde quería y así ejercer su maldad. Su único lema era”yo, yo y solo yo” y para alcanzar su objetivo no le importaba para nada los medios a utilizar. Todo era válido, todo….

Sus principales armas para lograrlo eran su belleza y su maldad. Cualquiera que la conociera sabía que no podía interponerse en su camino, pues acabaría destrozado.

¡Cuántos corazones rotos había dejado tirados, cuantas familias rotas, cuantas calumnias levantadas!….engatusaba a hombres y mujeres, los exprimía como limones y luego los tiraba a la basura, y se reía a plena cara de los despojos en que los había convertido. Hombres y mujeres cayeron rendidos a sus pies y por ellos fueron luego pisoteados.

Se decía a si misma que vivía como una reina, no había más que ver hasta donde había llegado, social y laboralmente a lo más alto. La vestían los modistos más caros, y con su cartera pagaba a los estilistas más renombrados, por no hablar de la mansión en la que vivía, que se regodeaba pensando en que sería la envidia de todo el mundo.

Además de bella era atractiva y quien caía en sus redes estaba perdido. Nadie sabía realmente la edad que tenía pues cada año que pasaba, seguía igual de bella, sino más. Sus ademanes  y gestos sensuales una vez conseguido el objetivo se convertían en despóticos sin ocultar la crueldad de la que podía ser capaz sin esfuerzo alguno.

En cada paseo que hacia se sentía orgullosa de la admiración que causaba a su paso. Era imposible no admirar su hermosura. Se sentía fuerte, orgullosa y evitaba los saludos, aunque mucho esfuerzo no tenía que hacer para evitarlos, pues la gente temerosa y conocedora de la fama que la acompañaba procuraba evitarla.

En uno de estos paseos se fijo en un hombre mal vestido, encorvado, apoyado en una esquina y con una botella en la mano, estaba sucio y miraba al infinito con la mirada totalmente perdida…. -¡qué asco!, pensó-…y su sorpresa fue mayúscula cuando al  pasar cerca de él reconoció a un alto ejecutivo, con el que se había acostado y luego había chantajeado con contárselo a su mujer, para que rechazara un puesto en la empresa al que también se presentaba ella…-Buenos ratos que había pasado con él….era bueno en la cama….pero al fin y al cabo, una marioneta en mis manos-…Finalmente renunció al puesto, que acabó siendo de ella. Lo último que había sabido de él era que había sido despedido, pues muy sagazmente había dejado caer una serie de calumnias acerca de él en todos los oídos que la quisieron escuchar, enterándose al mismo tiempo que estaba a punto de divorciarse a raíz de una llamada anónima que su mujer había recibido….

En estos pensamientos estaba cuando pasaba a su lado, con una fría sonrisa dibujada en su rostro que poco le duró porque de pronto sintió tal malestar a nivel del pecho que no le quedó más remedio que interrumpir su paseo y volver a casa…

Le costó llegar, y se acostó un rato, pero el malestar no cedía, era algo que la oprimía…no lo sabía identificar pues nunca se había sentido así….el malestar, destruyó su seguridad y fortaleza, y sin ellas se sintió perdida. Intentó pedir ayuda, pero recordó que era el día libre del servicio y nadie acudió a su llamada….

Como pudo se levantó y casi arrastras llegó al baño, se apoyó en la pileta del lavabo y se miró en el espejo…pero no se vio por ninguna parte, en su lugar apareció la imagen del hombre, sucio y ebrio que hacía apenas unas horas acababa de ver, y tras ella, se fueron sucediendo muchas otras  personas a las que había arruinado en el sentido más amplio de la palabra.

Los vómitos, acudieron a su boca…cada vomito iba seguido de una imagen que se correspondía con personas que se habían cruzado en su camino y a las que había destrozado. Perdió la cuenta de las imágenes que pasaron por su mente, y consecuentemente de los vómitos. Agotada, exhausta se desmayó.

No supo cuánto tiempo estuvo sin conocimiento, pero cuando abrió los ojos ya era de noche …poco a poco se levantó y de nuevo se dirigió al lavabo con el fin de lavarse los dientes y quitar el mal sabor de boca, que le había dejado su propia crueldad. Sin pretenderlo se miró de nuevo en el espejo y está vez vio su propio reflejo. Allí estaba ella, bella como siempre, pero por primera vez se sintió realmente fea…era tanta la fealdad que veía, el asco que sentía por su propia persona, que sin querer empezó a llorar…tampoco recordaba haberlo hecho antes…pero las lágrimas no cesaban, y por primera vez probó el sabor de sus propias lágrimas: salado y muy amargo.

Si fue mucho o poco el tiempo que pasó llorando tampoco lo supo, pero poco a poco el dolor y el malestar que tenía fue cediendo y así como desapareció,  tomó conciencia de cómo había sido su vida hasta el momento. Salvo desahogo económico, no tenía nada más. Ni amigos, ni familia, ni unos brazos en los que consolarse ni que la arropasen porque ella y solo ella se había encargado de que así fuera. Feliz, ahora sabía que jamás lo había sido, y lo que sí había causado era infelicidad a todos cuantos la rodeaban. Se quedaba sin calificativos para aplicarse, los peores le quedaban cortos. Una mala persona…era una malísima persona….

Tuvo claro lo que tenía que hacer, lo vio claro enseguida…Su actitud cambio por completo…en el trabajo ni la reconocían….empezó a saludar y dar las gracias a sus subalternos…algo inaudito; después de tantos años saludaba , y se mostraba agradecida cuando le llevaban todo el papeleo que tenia para firmar…ya no parecía “ la reina de las nieves”, apelativo por la que era conocida en su trabajo, aparte de por su hermosura, por la gelidez  que trasmitía y que lograba comunicar a todo el que trabajaba a su lado.

Fueron muchas las puertas a las que llamó de todos aquellos a los que había destrozado, para pedir perdón …necesitaba ese perdón…Pero muchas se le cerraron, muchos se negaron a escucharla, hubo alguno que hasta la escupió….No le extrañaba nada, en realidad con eso ya contaba después de las atrocidades que había cometido….pero muchos también fueron los que, para su sorpresa, la escucharon y aceptaron su perdón….

Con cada perdón que le era concedido, en su rostro aparecía una nueva arruga…en breve tiempo su bello rostro, que hasta ahora había sido terso, quedó surcado de ellas, pero en vez de perder su belleza, ésta había aumentado y se había convertido en una belleza que comunicaba serenidad…

Su nivel de vida ya no era el de antaño. Aunque conservaba su trabajo y las ganancias económicas no habían disminuido, su nivel de vida si lo hizo, pues todo cuanto ganaba, lo empleaba en compensar de manera anónima a todo el que había perjudicado. Ya no vestía  con trajes de marca, ni vivía en su gran mansión, que había vendido por una cantidad considerable y había empleado en intentar paliar los males que había causado. Sabía que los actos cometidos en el pasado ya no se podrían cambiar…ese era su gran pesar…pero sí podía ayudar de algún modo a los perjudicados…porqué necesitaba hacerlo.

Sus paseos también cambiaron….antes eran solitarios, no se dignaba a saludar  a nadie y consecuentemente nadie la saludaba a ella, pues su actitud no lo permitía….pero poco a poco a medida que pasaba el tiempo empezó a observar que cada vez era saludada con más frecuencia…y empezó a comprobar que ese pequeño gesto de afecto le gustaba y reconfortaba….

Empezó a pasar con más asiduidad por donde estaba su antiguo compañero, al que había truncado la vida, y observó que allí seguía, apoyado en su esquina, con la mirada perdida y la botella en la mano…sus ropas seguían sucias….Se sorprendió porque nada parecía haber cambiado en él, pese a la cuantiosa cantidad de dinero que le había hecho llegar de manera siempre anónima, con el fin de que intentara encauzar de nuevo su vida…Esto le causaba desazón y angustia, pues le hacía recordar todo el mal que le había hecho y que ya no tenía remedio…

Al mirarse al espejo por fin empezó a reconocerse, aunque su bello rostro ya no era el que era, no le importaba…sus arrugas, la hacían parecer más humana, y eso le gustaba.

Su vida cambió totalmente, de casa al trabajo y en el tiempo que tenia libre, siguió visitando a las personas que le faltaban…Pensaba, que la gente era muy generosa con ella, pues reconocía que de haber sufrido en sus propias carnes todo lo que ella les había provocado, ni se dignaría a aceptar las disculpas y muchos menos a conceder el perdón.

Atrás quedaron los lujos, los viajes, los gastos innecesarios….todo cuanto tenia lo empleaba en pagar a sus abogados que eran los que entregaban las grandes sumas de dinero a todos sus damnificados y así poder conservar su anonimato.

De lo que no cabía duda era que se sentía mucho mejor, pero pese a todo no lograba alcanzar la calma que tanto ansiaba….

En uno de los muchos paseos que hacía , volvió a pasar por donde estaba el hombre y que seguía mirando al infinito…nada había cambiado…todo seguía igual, salvo que la botella de vino  se encontraba en el suelo convertida en añicos y el cuello roto de la misma la sostenía en la mano.

Descorazonada, siguió andando, hasta que de pronto un fuerte brazo la agarró por la espalda y sintió una sensación extraña en el cuello, mientras sus fuerzas la abandonaban y sus piernas ya no la sostenían. No llegó a caer pues unos brazos que había conocido muy bien lo impidieron. Supo perfectamente lo que le ocurría. Solo le dio tiempo de mirar para el hombre y susurrar un “gracias”, apenas perceptible.

En la acera, un hombre sucio, mal vestido, acunaba amorosamente entre sus brazos a una mujer con el cuello seccionado,  que rodeado de un gran charco de sangre ya no miraba al infinito. A su alrededor, los transeúntes seguían paseando…