Así fue que paso aquella noche,
Lentamente, pausadamente,
Celosamente contemplando el amor que nos dimos,
Así fue que bebimos el vino que encendió nuestra pasión.
Fueron las más hermosas de las horas,
Dulcemente decoradas,
Por tu piel azucarada y tu belleza eclipsante,
Que dejo incesante este sentimiento que por ti me devora.
Así fue que aquella noche escuchamos lo que el viento rumora,
Que nos amamos, nos amamos hasta la muerte,
Que cuento con la suerte de tenerte a mi lado
Y que las horas son de inmenso agrado
Cuando entre mis brazos te puedo poseer.
Te amo mi mujer y aquella noche jamás morirá,
Porque se repite en mi mente sin cesar
A cada instante en que este sentimiento que por ti albergo
Me recuerda que la vida tiene sentido;
Porque que solo vivo por un motivo,
El que en una nueva noche,
Te pueda volver a tener.
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