maeoteo

Carta a Julieta

Como si fuera poco, caminaba entre sombras,

Con mi única luz de guía.

Su color de voz me calma,

embellece todo a su alrededor;

no hay sol que imite su luz,

no hay estrella que imite su fulgor.

Mi mundo era turbio y ella lo pinto,

lleno de azul mi gris y de rojo el corazón.


Se ve como el viento acaricia sus cabellos,

Y la flor que nace donde su pie toca tierra,


Sus manos danzan al ritmo de su caminar,

No hay ninguna como ella.


Y sus ojos como dos lunas llenas,

Plateaba mis manos y su boca tenía brillo celestial,

Quiero probar sus labios aunque la vida me ha de costar.


Construiría un jardín más bello que el de babilonia,

Como mi única flor ella,

Y como agua de vida el dulce néctar de su voz.


Afrodita seria mortal al lado de tan majestuosa deidad,

Postrado a sus pies suplica hermosa majestad,

Que tus pupilas se fijen en tan humilde servidor,

Que lo único que hace es amarla con loca pasión.


Blasfemo, me llaman en la calle,

sacerdotes, monjas, hombres de fe,

si supieran lo hermosa que es,

hasta ellos dudarían y se entregarían al amor.


Gloria, jubilo, no hay palabra para expresar,

El sentimiento tan hondo que ella me hace sentir,

cuando estoy en paz.


Contemplación, Oh, mundo cruel,

Alejado de ella, no hay más castigo que ese.

 

Duros trabajos tengo que pasar, si me vieras, Oh, clara mujer,

Eso calma mi tan anhelada sed.


Tierra firme grita mi alma vagabunda,

A lo lejos se ve como las colinas de esa mujer,

Se ven como tentador paraíso

para caer en pecado fiel.


Déjame besarte, acariciarte,

Llevarte por un mundo que no has conocido, tal vez sea locura o el

pensamiento más razonable, pero si me dices que no,

Te raptaría de la casa de tu padre

Y aunque mil maldiciones vengan a mi,

con el susurrar de tu voz todo se alejaría de mí.


Déjame posar entre tu regazo,

besar la tierra firme de tu vientre,

vivir en tus mejillas

y besar tus claras pupilas.


No te pido un mundo entero,

ni te pido una hora completa,

dame unos segundos de eternidad

y mi alma satisfecha quedara.


De repente siento que me sumerjo en tus sueños,

y no quiero salir,

tengo miedo a despertar y darme cuenta que sigo en este mismo lugar,

donde te espero.