Carlos Alba

La palabra y el viento

 

 Los brazos atosigan

las sienes invisibles.

 

 Sobre el borde de los cuerpos

yace la palabra vieja;

hay una fría disculpa

envuelta en el aire,

un perdón sin alma,

una pausa constante.

 

 Y los años ocultando

la virtud de mis palabras,

en cada esquina

de cada silencio,

en cada gesto

que se anuncia y muere.