Raul Gonzaga

Soy la luz, el camino y la verdad


I
Me miras en la cruz, Me miras con dolor,
Mas no ves el amor, Te deslumbra mi luz;
Crees que me acabaron, Cuatro clavos y lanza,
Pero estoy en bonanza Y jamás me tocaron;
Las heridas del hombre Son tan sólo amenazas
De valor tan escasas Y carentes de nombre;
Yo domino los mares y devuelvo la vida,
Yo te curo esa herida y alivio tus pesares;
No le temo a la muerte, más le temo a mi hermano,
Al nefasto villano que me juega a la suerte;
Al que sólo me vende por monedas de plata,
Al que piensa que mata, al que piensa que ofende,
Al que nunca valora esa gran libertad,
Desdeña la verdad y el dinero atesora;
Al que pisa y humilla, al que grita inhumano,
Al que le das la mano y tu pie lo mancilla;
Al que no te valora, al que roba y maltrata,
Al que siempre te mata, tus virtudes ignora;
Hacedor de ilusiones, forjador de mentiras,
Amenaza con piras, no tiene convicciones,
Hermanos sin valía, que no pueden amar,
Y quieren acabar con cualquier alegría;
II
Yo amo a los que procuran seguir por mi camino,
No temen al destino y con fuerza aseguran
Que yo soy la conciencia, esa luz que ilumina,
El poder que calcina lo falaz de la ciencia;
Que soy plena armonía, un dulce despertar
El afán de encontrar esa interior valía;
El sendero divino, el sendero del ser,
Encontrar el placer en ese mundo prístino;
Ese ser que te emana inefable ternura
Esa dulce locura de la edad más temprana;
Yo amo a los que se entregan, que expresan ese anhelo
De desvelar del cielo los secretos que legan
Amo a tantos amigos que se dan sin medida,
Y buscan la perdida señal de los testigos;
Adoro a los que lloran al ver tanta injusticia,
Que buscan la caricia pero no los valoran;
Amo al que me ha seguido, a los seres que aman
Y que jamás reclaman el lugar elegido;
En fin, amo al honesto; al que quiere aprender,
Al que busca el placer, al que siempre está presto
De mostrar su valor para sacrificarse,
Sin temor entregarse tan sólo por amor…