Luis Alvarez

OTRA DANZA

Para Carla

 

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Nada importa gastar medio día
Media noche
para llegar
hasta el hito que tienes
a dos millas de ti.
Tal vez la magia del celuloide
en tu recordada mente de niña
te dio toda la fuerza
para impedir el desasosiego:
La vaharada sin ingenio ni fin.
Sentías,
sin llegar aún,
el vórtice retumbante
de los parajes.
Aventuras marinas
bajo el mismo techo
de tu pensamiento.
El vuelo a través de las calles
de Agrabah
y por los simunes
de otros tantos Saharas.
Tú, como nueva Aladina,
quisiste combatir a los supervillanos virtuales,
precisamente,
en el mundo
de la supervillanía no virtual.
De repente,
como un toque de varita
no mágica,
yo columbro esa arista escondida
por la omnipresencia
de las verdes campiñas,
por el azul lacustre
que te prestan al paso.
Por el pinar agriado
(Como diría Juan Ramón)
por los soles de agosto,
y me lastimo.
Pero tú bailabas
la danza de estas horas
y tu boca pronunciaba
vocablos florecidos,
palabras salvadoras.
Entonces,
yo recogí mis costras.
Inmaculé el momento
y lavé el eterno reclamo

de otros días.

 

Por eso, solo ahora lo admito,
pensando en ti
y en todos tus senderos
ansiosos de apertura

                                                                                    Orlando, 29 de agosto de 2000.