Vicente Martín Martín

Quisiera equivocarme

Quisiera equivocarme

y ojalá

que fuera tu desdén lo que me avoca

a este exilio bastardo en que las cosas no pintan

del color que uno quiere.

 

Quisiera equivocarme

y no ser yo,

no ser yo quien al ver que llegabas arrojaba los libros

y una vez por semana se acostaba contigo y a las doce

te dejaba durmiendo,

no ser yo quien te hacía mil fotos y con cada disparo

te inventaba un cadáver,

la vida

se encargó de llevarme por parajes oblicuos que yo mismo detesto,

yo llenaba las copas con la misma presteza con que tú

regalabas al mundo una sonrisa,

yo decía te ofrezco el paraíso y eras tú

quien pagaba el café.

 

De nada te sirvió y tú que supiste

leer el movimiento de mis labios cuando estaba callado

no pudiste advertir que mi manera de amarte era algo así

como un ir expropiándote hasta el punto

de que un día siquiera

recuerdes tu pasado y no conserves

carnet de identidad.

 

Pero mira

el tiempo ha transcurrido y sólo queda la música,

las palabras de ayer están escritas y mentí cuando dije

que iba a ser para siempre y que a mi lado

tú nunca estarías sola:

te mentí, te mentí y no me merezco siquiera tu desdén,

ni merezco este exilio que está lleno de ofrendas incumplidas

ni esta astucia de río que no es sino el falso

reducto de una lágrima.

 

Hoy, supongo que tú

pasarás cada noche durmiendo a la intemperie como duermen

quienes no tienen nombre

ni costumbres

ni deudas,

releerás los errores y tal vez se te escape gritar

¡maldita sea!

 

Quisiera equivocarme.