On Eus

MI PENA.

     Ahora ya no espero nada...

ni de ti,

 ni de mi atroz alma;

soy el peón más ávido de muerte

 y la más vana de las esperanzas;

 después de tu mirada uno queda ciego,

pero necio yo,

en mi ceguera aún te adulo con palabras;

 sin embargo el lenguaje que emana de mi,

te es ajeno,

y más que palabras aduladoras,

te parecen lamentos odiosos,

 alejas tus oídos y por fuerza te sigue tu cuerpo,

que arrastra tu alma,

esta última,

la única que es ignorante de mis ruegos,

no se aflige en su desconocimiento...

 

 

Aún,

 con terquedad abrumadora,

 escribo para llegar a ti,

 pues mi pluma llegara ipso facto a tus ojos,

 ahora, sólo ahora,

 me he dado cuenta que ya he muerto,

 pues aunque lees mis palabras,

yo no existo y no te tengo;

 tal tortura puede ocurrir...

 

¡¡únicamente en el INFIERNO!!.