Ruben Isaias Herrera Tapia

Claridez Nocturna

 

Me encuentro en la tarde de una vida y sus augurios.

De espesos pensamientos se llenan los cielos.

Los refugios de todos ya gotean molestia y miedo.

Raíces muertas convertidas en estacas

donde manos marchitas se aferran secas

en vez de florecer.

 

La tormenta de siempre amenaza estridente

y los adultos solemnes se aterran y plañen.

 

Pero mira en el alma de los niños

que pasan de esas máscaras y aplauden.

No se cansan sus brazos con raíces necias.

Sus ojos están limpios de siniestros.

Y son flores que viven sin urgencia.

 

No puedo explicar por qué perdimos la inocencia ,

por que elegimos cerrar el puño sobre la podedumbre de estúpidas prudencias

y estúpidas creencias,

más puedo señalar que por desear salvarnos de toda tempestad

 fabricamos una cárcel de temores y tumores,

eso bien lo sabemos.

 

Ya no.

Ya no espero salvarme del torrente de la vida.

Prefiero caminar la tarde con todos sus abruptos.

Recuperar los dedos,

bailar las manos,

y lanzarlas alegre al velo misterioso de la noche,

oscura

más carente de augurios.

Una noche nítida

que ciertamente, aquí o allá,

sin importar aquello que hemos hecho,

nos ha de reclamar la vida.