caudal de río

Querido y desconocido Amor.

Lo más maravilloso que un hombre puede soñar es la esperanza. La luna hoy brilla en su máximo esplendor, pero sólo ilumina la mitad del cielo –mi mitad es negra y densa-, y no veo ninguna estrella; es una noche de poesía y lejos, en el horizonte, está mi futuro; permanezco de pie sobre las cenizas de mi pasado y veo cómo mi presente se evapora a prisa, convirtiéndose en una espesa niebla que no me deja ver el brillo de las cosas…
Hoy necesito más que nunca de un cuerpo para abrazar, unos labios para besar y una voz que apague el estruendo de la tormenta que me persigue. Preciso saber que los sueños se pueden tocar, quiero tomar decisiones difíciles, quiero saber cuál es mi propósito. Necesito creer que “´ésto” no es real, que esta soledad sólo es una pesadilla, que cuando abra los ojos tú estarás aquí a mi lado, quiero saber que tu corazón se mueve, que eres de carne y hueso, anhelo escuchar tu respiración.
Quiero saber que eres real y soy yo la que duerme, quiero saber que estoy entre tus brazos y que aunque la tormenta sea feroz nuestro mundo sigue intacto. Quiero que detengas el tiempo, justo en el momento en que vea tus ojos, quiero saber que toda la soledad terminó, que nunca me dejarás y que moriremos juntos. Quiero sentir el dolor de este amor y no el dolor de tu ausencia.
Ansío saber que me has esperado un siglo entero y que cada noche al igual que yo, miras a lo lejos buscando mi mirada, al tiempo que yo busco tu corazón.

Agosto, 2010.