liborio cantillo

CVII

No se ni lo que escribo, pero mi alma siente

Una honda sensación que la convida

A buscar en sus adentro el enigma

Que turba su calma dejándola abatida.

 

Esta zozobra que se arraiga y crece

Como fuego letal sin encontrar salida,

Y me obliga a esconderme entre las sombras

Como perro acosado, como fiera herida.

 

Estas ansias inmensas de matar, si, de matar,

Destruir con mis manos las fieras que pasean,

Entes sin corazón, seres de piedra

Condenados a vivir en la miseria.

 

Asesinos que cuando matan rezan,

Pidiéndole a los santos que siempre los protejan,

   ¡Recójanse en si mismos que ya la hora llega,

se acerca el cataclismo, ya suena la trompeta

y el juez que ha de juzgarlos tranquilo los espera!

 

¡Ya se abren las entrañas que del Vesubio suenan

Revuelvese furioso el mar contra su arena,

El ángel de la muerte que con su espada juega

No encuentra otros diez justos que aplaquen la condena!

 

¡Caed seres sin alma, esquirlas de la tierra

Verdugos implacables,

La muerte ya se acerca al hombro la piqueta,

Sonriendo entre las sombras… su reino está muy cerca!