Alcides Mendoza Z.

El amor que no se entiende

EL AMOR QUE NO SE ENTIENDE

Terrible condena el verme enamorado, pues nada tuve yo por cierto que el amor duele más que nada, y que nada lo cura cual enfermedad de aquellas que ni si quiera la ciencia ha podido fijarle un nombre y menos determinar su localización.

 

Cual nave al garete,  sin ancla para echar al  fondo porque en el fondo nada hay, tal como despegar sin coordenadas así me encuentro entre mis pensamientos revueltos, confundido, sin bisos de hallar camino porque el camino sin horizonte está.

 

Luz son para mi tus besos, alimento para el alma, aire para el corazón que late y se pregunta mil veces lo mismo, y es lo mismo que como respuesta obtiene a su más grande interrogante, porque hasta los misterios filosóficos tienen respuesta aparente pero el amor que detengo es el amor que no se entiende.

 

 

Bastas han sido las horas que colocada en un cetro te observa postrado ante ti mi corazón, casi perfecta, casi divina, como nada, como nadie jamás se imaginó, enloquecidos los poetas han escrito del amor y sus vidas ofrendaron entregando  su corazón, pero ellos a diferencia mía no padecieron del amor que no se entiende, del que se siente y no se expresa, del que ni la entrega de los cuerpos parece remediar porque mientras más se entrega más se aviva y sofocante segad el pensamiento he inhibe la razón.

 

Timador el destino que te acerca que te aleja, que nos junta y nos aparta, como el camino encantado que sobre sí mismo gira y gira sin entender por qué; quien enamorado se encuentra de la manera que yo padece del amor que no se entiende, sabe que no tiene salida y consiente está que de ascender y descender por las galeras del laberinto más lejano está el camino, camino que no posee farolas, que nunca nadie ha podido descifrar una señal, que lo ubique, que le haga entender que del amor que no se entiende nada puede saber.

 

Es que todo me conduce a estar  contigo, junto a ti todo lo tengo nada importa y sin embargo el problema es el amor que no se entiende. Distante a veces, inseparable siempre no tan cerca, no da lejana pasa la vida vana como si fuese eterna como si a alguien importarle fuera, pero el amor que te tengo es posible que ni con la muerte muera, porque espera y espera, porque es fuerte cual tempestad que impera sobre los cielos y en la tierra arrasa y pata como mata el sentimiento la idea de saber que te he de perder, que has de marchar para no volver.

 

Y surge de las entrañas  el terror que me acompaña, la desidia que me atormenta, se oscurece el camino POR QUE OH! terrible destino dejarme sin tu compañía quitarme tu cariño.

 

Tu felicidad es lo que anhelo pero al parecer yo no la tengo por qué no te la he dado; pues la tristeza ronda y la decepción causa dolor al corazón, que pretende querer que se resiste a morir, pero dolido está ante toda esta situación. Difícilmente respira y suspira por que el amor desborda pero el dolor ahoga y sin sollozos deja a quien se anima a querer. Es que el amor que no se entiende es el amor que más sé que HIERE y nuestras vidas acompaña como la sombra al cuerpo, como el paso de éste que ni la muerte lo detiene porque fin no tiene hasta la consumación de los tiempos. De ahí que lo que más se quiere es lo que menos se tiene, lo que más se desprecia, lo que no se valora, lo que fastidia, lo que mal se trata y sin compasión alguna se destruye, lo que la vida arrebata, y solo  ahí nos hace falta. Sabida es esta verdad pero como maldición nos acompaña, estigmatiza el alma y en el alma deja marcas, marcas que nos duelen y desoían el alma, que oscurecen la vida y generan lamentos que de por vida duran; hay de quien pudiera escuchar los gritos de quien el amor pierde pues por el universo se expanden por sobre la órbita terrestre.

 

Pero así es el amor que no se entiende así es como te quiero y mi sentimiento expreso sin encontrar remedio.

 

Te amo y mi corazón lleva tu nombre, de latido en latido, de suspiro en suspiro, desde el día que te conocí, desde antes hasta ahora,  me gustas, me enamoras, me obsesionas, me enloqueces y rendido caigo ante tus encantos de mujer ante la dulzura de tu corazón, ante la ternura de tu mirada, ante la inocencia de tus caricias. Cautivo en tus manos, preso entre tus brazos me creo afortunado de entre los humanos, porque te tengo, porque conmigo estas y con ello estoy seguro que nada me ha de faltar. Es que el amor que te tengo parece ser inmortal; y no blasfemo con ello pues así lo siento a veces desde mis adentros y de esta forma lo expreso sin temor a equivocarme. Porque no ha de  haber mujer alguna que al osar en parecerse termine por destruirse a sí misma, y sentenciada estará a alejarse de mi camino.

 

¿Quién ha de poseer las cualidades que tú? Sin duda la respuesta la tienes tú, tú que me traes ensimismado ante tanta virtud, enamorado ante la dulzura, sorprendido ante la bondad, sobre las nubes ante la premura de tus jugueteos de niña mujer. ¿Qué más podría yo decir que sin exagerar parecieren cortas las palabras y enorme el sentimiento que expresa el corazón cual indisoluble formula adjunta en mi sin salvedad de detrimento así es como te quiero y concluyo diciendo que el amor que te tengo es el amor que no se entiende.