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BESOS HERIDOS DE LABIO...

 

BESOS...

 

Besos...

que me herís de beso,

en atalayas azules...

y en su premura,

 

en campos

muy melancólicos...

te me diluyes despacio,

en lagos...

de nata pura,

 

herido

en tus heridas...

y vencido

de inigualable albura,

 

en mares

de terciopelo

 

licuados...

 

de insospechada

luz.

 

 

SILENCIO...

 

Silencio

y malvarosa...

en las atalayas

azules...

 

heridas de roca

y duda,

 

te me diluyes

en tus silencios

de brazo...

desnudo al viento,

 

licuado...

en sus morfemas,

 

en campos

entristecidos...

y apenas

desdibujados

 

de fría...

 

y desgarrador

alud.

 

 

BAÑADA EN TUS TRISTEZAS...

 

Bañada

entristecidamente... 

y adornada

en su ventura,

 

en valles

muy melacólicos...

heridos en su delirio

y asaetados

en su locura,

 

la tarde

se me diluye...

herida

de grana pura,

 

en campos

de tibia alondra...

 

homéricamente

desguarnecida,

 

de muy caro...

 

e impenetrable

amor.

 

 

HERIDOS DE LABIO...

 

En lagos

entristecidos...

y de inexorable

y deslazada albura,

 

apenas

yaces zaherida...

muy noblemente

y en tu silencio,

 

en valles

atribulados

y muy dulcemente

deshilvanados...

de soledad futura,

 

en rosa

desventurada...

de desdibujada

albura,

 

muy tenuemente

te me adormeces...

 

en lánguida

y homérica

presencia,

 

de inigualable...

y reverberado

lazo,

 

de inusitado

abrazo...

 

y singular candor.

 

 

 

 

AUTOR: JOSÉ A. PANIAGUA MARTÍNEZ.