pablo menegia

Emigrante

Quien vive en ajeno suelo,
descubre en algún momento,
aunque sobren argumentos,
no es fácil dejar su cielo.

 

Detrás se queda el anhelo,
las ilusiones perdidas,
añoranzas reprimidas,
comienza la vida en cero.

 

Es terrible el desenfreno,
esa sensación de hastió,
sentir,, en el alma el frió,
al pisar un suelo ajeno.

 

No me siento despreciado
ni soy tratado distinto
y agradezco al infinito,
la acogida que me han dado.

 

Siento en esta gran nación
que te trata con respeto
el sentimiento completo
de una gran admiración.

 

Pero enorme es la razón,
para pensar en mi cuba,
en su suelo esta la cura.
de mi pobre corazón.

 

Pronto pisare mi suelo,
quiera Dios así suceda
ahí mi gente me espera,
y yo estoy, que desespero.

 

Mis hijos que tanto quiero,
mi mujer que extraño tanto,
mi perra con sus encanto.
por Dios; sin ellos yo muero.