Un copo de nieve vuela
sin siquiera ser invierno
tras un pequeño sol
en el ártico a lo lejos
¿qué podríamos decir?
si se niega a bajar del cielo.
Pudiese ser que huye del destierro
que el cielo se vió molesto
y a la tierra fue a dejar su descontento,
o quizá es su propia voluntad
de alejarse del calor del mediodía,
probablemente está harto del hielo
y sus atimorradas vendas en el suelo,
pero dime, oh pequeña perla del firmamento
¿por qué ignoras al viento?
ignoras su belleza oculta
o le temes a sus curvas,
obedeces a tu propia conciencia
quizá un punto es necesario en el centro
sin un motivo ni un precepto.
Quizá tu muerte abra un sendero
una gota de la que crece un río,
una lágrima que se derrama
antes del vuelco,
un pequeño aliento de vida
a aquél sediento huerto.
¿Cuándo fue que desapareció tu tiempo?
o quizá tan solo lo guardaste
en aquellos destellos de la aurora
y de ella te hiciste esclavo
miserablemente atónito
mientras deseaerías poseer esa belleza
y no tan solo un brillo etereo
compacto e invisible
pero incluso la tormenta pasa
y los soles mueren.