Ya no tengo miedo de tropezar otra vez, de envolverme suavemente en tus redes, de abrazarme cálidamente a tus emociones, de dejarme caer como una hoja en otoño a tus pies. Ya no quedan palabras que me hagan retroceder, y no tengo nada que perder, más que perderme en tu sonrisa, más que dejarme llevar por tus caricias. Y ya no quiero seguir esquivando tus ojos, ni esconderme de tus labios rojos, ya estoy listo para abrigarme en tus besos, para acurrucarme debajo de tus huesos. Ya se está volviendo aburrido ser tan estable, ya estoy echando de menos esa locura irremplazable, ya no encuentro más excusas para lo inevitable, enamorarme de ti de una manera inalcanzable.