alejandro guardiola

VAYA SUSTO

Mis manos resbalaron suavemente

acariciando su cuerpo de mujer

la pasión se transpiraba en el ambiente

los besos iban rodando por doquier

 

El río allí al lado bajaba lentamente

despacito como sin querer hacer ruido

mi mano arrancaba su corpiño prontamente

lanzándolo lejos sin precisar el destino

 

De repente se oyó un silbido prolongado

una legión de avispas se habían molestado

por el corpiño con tan mala suerte arrojado

que había caído encima de un avispero

 

Nos metimos en el río prontamente

recibiendo algunos besos muy molestos

y nos fuimos para casa prestamente

pues dolían de esos bichos sus pinchazos

 

Le he pedido por salir un nuevo día

y me ha respondido con una bofetada

pues su corpiño aquel día lo perdía

pues aquellas avispas  lo aprovechaban