ramirez y anguita

EN EL ADIÓS

 

       Para quien nunca me vio

 

Sé que odio y que amor, sin frenesí,

se acaban en la muerte más vulgar,

y nuestro adiós, tan lleno de pesar,

mostró, al final, porque casi morí…

 

Si había tanta cosa a perdonar,

perdón ningún — ¡por Dios! — cabía allí.

Quise esquivarme, rápido, de ti,

y me olvidé ¡qué bueno es odiar!…

 

Mi vida siempre fue un torbellino,

y cuando seguí solo mi camino,

el mejor tiempo fue después de ti…

 

La vida, la sentí sencilla y humana, 

que el dolor se evadió por la ventana,

y a pesar de mis daños, no morí.