Lucy Quaglia

Te miraba

Te miraba dulcemente

mientras me hacïas caricias,

me encontrabas dulcemente

debajo de las cobijas

sábanas rojas y azules,

verdes, blancas y amarillas,

 

y me acariciabas toda

entre susurros cansinos

de promesas querendonas

que me llenaban la vida

ayudándome a creer

en cada etapa perdida. 

 

Me gustabas dulcemente

dentro de un hogar redondo

aunque el fuego esté apagado

y sólo queden cenizas

que cubren fogones

de historias perdidas.

 

 Barcos con las velas tiesas,

sentados sobre la orilla

de ríos llenos de peces

que se mecen en la bruma

esperando desde el agua

que alguien los haga comida.

 

Mientras las olas me llevan

aferrada a una sombrilla

que me empuja en la corriente

sin ver si habría lugar

en la canoa que remo

alrededor de una herida.

 

Te miraba dulcemente

te miraba emocionada,

buscando el beso que fue,

el que llegará mañana,

el que nunca llegará

por estar tan alejada.

 

Veo gente divertida

en mis ojos escondidos

si me quedo rezongando

por danzas que nunca fuimos

y me alejo de tu lado 

sin volver por el camino.

 

La dulzura que me dabas

y la que yo devolvía

quedaron en las frazadas

del frío que ya no abriga

mientras me canto a mí sola

esta poesía atrevida.