malco

Renombrarte

Renombraré
tu nombre,
en la acallada
oquedad del silencio
en la resedad
inevitable de la lejanía
en las perdidas voces
de los ecos,
en la imagen elíptica
de los sueños.

Renombrare
tu nombre,
en la redondez
plena de la luna,
en la inmensidad absoluta
del desencuentro
en la incógnita
verdad del origen
en la aquietada
linea del horizonte.

Renombrare
tu nombre,
en el espacio latente
del tiempo por llegar
en el filo cortante
de la duda
en las
oscuras grietas
de los olvidos
en los
enredados hilos
de la espera.

Renombrare
tu nombre,
en la vaguedad oculta
de la incertidumbre,
en los escasos momentos
de la certeza
en las diáfanas
tardes de encuentro,
en las ensombrecidas noches
de la desdicha
en la áspera piel
de la desesperanza
en la inoportuna palabra
del adiós.

Renombrare
tu nombre,
sin nombrarte,
en la metálica voz
de mis adentros
en la sospecha cierta
del temor inacabado.

Renombrare
tu nombre,
sin pensar que te nombro
en los latidos lejanos
del misterio de tu ausencia
en el caudal incontenible
de tu recuerdo
en los bordes inalcanzables
de tu cuerpo
en tu silueta
tatuada por la afiebrada
inquietud de los insomnios.

Renombrare
tu nombre,
en la respiración cansada
del anhelo
en la indetenible tempestad
de la soledad
en el plenilunio del final
de la nada
en el comienzo eterno
del todo.

Renombare
tu nombre,
palabra a palabra
hasta la fatiga de mi voz
en la perdida búsqueda
de tu huella
en la temblorosa incógnita
de tu existencia
en la pálida esperanza
del encuentro
en el
inmenso vacío
que nos separa
en la dilatada anchura
que nos envuelve
en la linea frágil
que me sostiene.

Renombrare
tu nombre,
desde las tinieblas
del desasosiego
entre los cardos y las espinas
de tu silencio
en los calcinados rastros
que conducen a la nada.

Renombrare
tu nombre,
en la inquietante sombra
de los lamentos
en el oscuro umbral
de la desdicha
en la adormecida
quietud del ocaso
en la inalcanzable frase
de tu retorno
en la penitencia permanente
de la lejanía
en el desencuentro febril
de tu recuerdo.

Renombrare
tu nombre,
en la certeza de tu existencia
en lo impalpable
de tu presencia
en la inmensidad del firmamento,
en las desechas convergencias
del pensamiento
en el
relieve de fuego
sobre
la roca perenne del tiempo.

Renombraré
tu nombre,
en el mas allá
de mi
existencia.