ANA MARIA DI BERT

Delira alma mía...


Delira alma mía...


Delira alma mía,
sueña que estás en un cielo bordado de nubes,
¡las estrellas no están tan lejos!
Con solo quererlo se pueden alcanzar,
en ese mar que es el cielo, el cielo azul noche,
donde se duerme la tarde para divagar con un mañana de luz.

Con flores tan blancas, con niños riendo,
en bellos paisajes acuarelados de inocencia.
Donde el amor se acune en el beso de la adolescencia,
que apura un encuentro.

Sueña con amores vivos pintados de canas, mientras recuerdan,
no dormitan, están ahí primitivamente para entregar sus ansias.
¿Es muy loco tener Ilusiones para que vayan pariendo mil sueños, lozanas mentes pensantes?
Aspira en tus sueños cultivar la vid que de la mejor cepa y se logre el vino mas exquisito...
¡Sin drogas, sin muerte, sin desidia!

Sueña con un desierto donde nazcan flores entre las piedras,
y árboles dando sabrosos frutos.
Allí donde la arena dorada no dañe,
donde sea vergel y oasis para dar vida con agua.
¡Vida que brote del interior y no se marche!
Donde se pueda vivir igual que en otra parte, donde no haya dolor,
donde no exista el hambre...

Pretender que un niño no tenga en sus manitos un arma letal,
sino un libro de cuentos para pedirle a la noche, que se lo lea mamá...
¿Es ser demente?

Sueña, sueña, sueña, alma mía.
Nunca dejes de soñar, que alguien muy ilustrado dijo:
“La vida es sueño, y los sueños, sueños son”...
Delira, que el mundo es tuyo para hacer lo que quieras y sientas,
y que la poesía no es solo un ramillete bonito de versos,
¡también es grito!
¡Grito por estar viva, porque es tuya, es mía, es de todos, es del alma!

Y quiere expresar lo que duele por tanta liviandad,
envidia, intolerancia, corrupción, mentiras...
¡Aridez que muchas almas retienen!
¡No veas lo malo, sigue, vuela!...
Vuela en la brisa de este  invierno que ya te acapara,
y envuélvete en la tibieza de un atardecer rosado,
o de un paisaje níveo como preludio de paz y esperanza.

¿Sientes el rumor de las olas rompiendo en las playas?
El aroma del tomillo que baja de las montañas...
¿El gorjeo de las aves? ¿El perfume de las albahacas?
¿A la lluvia cuando cae lenta y riega con mansedumbre y paciencia la sequía?

¡Estás viva, sueña y trabaja, que no todo está perdido!
Puedes dictar con palabras lo que quieras,
para que esta soñadora grite por ti,
con sus letras.

Ana María Di Bert