La amistad de hoy, tan ligera,
acogida con candor sincero,
es solo un reflejo cualquiera
de un egoísmo altanero.
Su alma oculta se mostraba
entre sombra y falsedad;
su palabra me engañaba
con su tenue claridad.
Su mirar, de hielo y niebla,
mi esperanza desgarró;
fue una trampa en su tiniebla
que mi espíritu enfrió.
Entre asombro y confusión
nació un lazo equivocado,
fue la cruel representación
de un afecto disfrazado.
Ante mí, su faz brillaba
como espejo de bondad,
pero el alma que ocultaba
me brindó solo maldad.
Amar fue luego odiar,
y el querer, solo dañar;
la amistad fue su disfraz
para hacerme naufragar.
Cada paso que tomaba
se volvía sin razón,
y la pena me abrazaba
en silencio el corazón.
Mas del fondo más herido
renació mi voluntad;
soy un nuevo ser erguido
con los pies en la verdad.
Yasuara Melgara