Edwin Antonio Gaona Salinas

Para la ofrenda de mi muerte

 

Tengo una flor de vendaval

que apenas se dibuja en la bruma,

es inmensa, trasciende en su perfume,

vive difuminada,

desde la roca hasta mi final.

 

Están colgadas las cestas,

pobladas de un último destino,

están las flores de mi ofrenda

cortadas de raíz,

llorosas de mi abandono

en mi crudo olvido,

para mi adiós y mi confín.