Jonathan Fernández

Lluvia

Cada gota hace sonar la perfecta melodía
El agitado mar refugia su ira en la llegada de tal llanto
Las aves en los cielos pintan sus alas de frescura
La noche tibia y espesa olvida su amargura
El amor desenfrenado da riendas sueltas a la fantasía
El cabello de una dama se adorna de pureza
El desierto triste deja de ser olvidado
Mientras una selva densa canta a gritos su alegría
Una joven se pasea entre el aplauso de su amo
La tarde azul que nos guardaba deja el gris de su inocencia