Poeta sin alma

Ensoñación

Apareciste un día, de la nada,

y de la nada te aprendí amar.

Me fui envolviendo

en una maraña de sentimientos,

quizás por casualidad, bella casualidad,

y el amor llegó contigo,

y el deseo y el sueño,

de tenerte conmigo.

Te he dicho te amo en silencio

y eso me causa alegría,

esa alegría espiritual que persiste

aún en la ausencia, aún a la distancia.

Haces que sucedan muchas cosas

tan maravillosas, bellas experiencias en mí,

como cuando cierro mis ojos,

abrazando mi almohada

y te veo venir hacia mí,

parada al pie de mi cama,

te tomo en mis brazos,

acaricio cada parte de tu cuerpo,

mis labios se convierten en olas

que arrasan tu cuerpo tiernamente,

soñando en tus beldades

y bellezas naturales que hay en ti.

Tus manos se deslizan en mi,

vibrando me aferro a ti,

sutilmente, naturalmente,

me siento lleno de amor,

de emoción, sumergido

totalmente, profundamente,

apasionadamente en este sueño,

que es melodía a mis oídos

y sangre de mi corazón.