ANA MARIA DI BERT

Enamorada...

 

 

 


Enamorada...

¿Por qué suspiras poetisa?
Pregunta la luna vestida con velos de hada
en el silencio imperturbable
de la noche prieta.

Es que estoy enamorada de la vida que me roza,
de la belleza del alba cuando el sol la inunda,
y tiñe de matices montañas, llanuras y valles,
donde la floresta reverdece o se pinta de naranjas en los otoños tardíos.
Del canto del ave cuando despierta.
De los ríos que juegan a las escondidas con las piedras,
entre recodos y cascadas vestidas de novias cándidas.
De los lagos que reflejan mil colores,
ensueños de paisajes que cautivan.
De los mares, refugio de mil lágrimas, con riadas de esperanzas,
que buscan sus riberas para pacer delirios,
delirios de mi alma por cosas buenas,
para toda la humanidad.

Es que estoy enamorada sin prudencia
del sentimiento que despierta el amor que al alma mece:
y de afectos por amigos, de ternuras en familia;
preciados dones que encienden la luz,
la luz que no se extingue cuando de verdad se ama.

¡Es que estoy enamorada y mis quimeras son muy idas!
Porque quiero que el mundo sea uno.
Solo uno para todos, sin diferencias, sin infortunios.
Sin fronteras que dividan,
sin las guerras que destruyen,
sin el hambre que mata  
y la in sabiduría que destruye el espíritu.
Que los derechos sean iguales,
y que la dignidad habite la Tierra.
¡Qué enajenación la mía!
Pero sigo...

Estoy enamorada de los niños y ancianos,
los más débiles que nos requieren ,
y de los hombres y mujeres que luchan
para resguardar su hogar,
donde crezcan al amparo del amor, sus retoños.
De los jóvenes que anhelan un futuro de bienestar,
con justicia y honestidad.

Y en esta locura mía quisiera regalarles  
el vergel más bello, con mil flores
y deliciosos frutos para saciar las ansias por un mejor vivir.
Rosas rojas perfumadas de alegría,
jazmines blancos de paz,
lirios en aguas puras, para acabar la sed que muchos tienen
del sueño por alcanzar su libertad...

Estoy enamorada de la poesía, de las palabras,  
de los versos que me dejan alcanzar el alma de quienes tienen,
un corazón para amar...


Ana María Di Bert
2/06/2015