Catalina

Desesperanza

Mi vientre
gesta montañas de libros,
cada uno con su nombre celestial
listo para embriagar a un bohemio sin rostro

Soy el emperatriz
cansado de esperar a la emperador
para deshacer las nubes
mientras bailo con la luna un vals ya muerto

Un árbol crece hacia abajo
buscando alimentarse de sus pies,
y nosotros, soñamos despiertos
con tocar alguna vez las uñas de Dios

¡Ai de nosotros!

Le Mat nos da,
para seguir esperando,
la trompeta de un tal Baker,
cantar de esta velada desesperada

Es tan amplio el horizonte
tantos caminos que caminar
tantos caminos que caminar
tantos caminos que caminar
tantos caminos que
tantos caminos
tantos