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Alma en pena

 

Nuestro amor tan único, venció los confines de la muerte,

estoy porque me llamas, continuamente en tus silencios.

Soy el aire que  respiras cada vez en tus nostalgias.

Soy la noche, soy almohada y el humo de tu cigarro.

Mi nombre junto al tuyo tallado en tu memoria,

como en la cáscara del árbol, cada año, más resalta.

Ese será el sustento aunque ande yo en tinieblas.

El limbo es mi morada, hasta que tú vengas.

Te espero para que ya no beses el aire,

te espero para que sean reales nuestras caricias,

cuando seamos ángeles.