Mamá araña rompe la ventana.
 Yo la veo.
 Quiebra los gajos en busca de hijos.
 Los hijos nacen y plantan árboles antiguos
 que paren a tus niños en medio de la humedad,
 y yo te acompaño
 como una crisálida,
 como un castillo.
 
 Dime, mamá araña,
 ¿estabas realmente en la ventana
 o era solamente el corazón...
 de la mujer que nunca se ha ido?
 
 Y volverás a verme,
 solo en la mañana,
 solo en el lugar
 que me has parido.