John morales

Déjame llorando (soneto alejandrino).

 

Déjame llorar en esta tarde peruana

de hermoso capulí, de sienes ojerosas;

deja que llore el niño por esta tarde vana

deja que lloren las rimas, también las prosas.

 

Porque tengo pesares que sienes dormitaron,

volver de engaños lúgrubes por la estéril probeta 

prolífica del sexo que taurinos domaron;

¡ay! déjame llorando con esta pena escueta.

 

Es el vivir un hueso roto de un manco zurdo

que adiestrando sus horas gira en su seno absurdo

en alas trapecianas de su inmenso amaranto.

 

Y por eso deshora, Reina de la tristeza:

huye pronto de aquí, de las tristes vilezas

que va a saltos por el mundo llorando tanto.

 

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David John Morales Arriola