La inspiración
Era una mancha de semen en la cama virgen,
un vaso sin licor tras la parranda,
un día más de sol en que el trabajo
odioso nos espera entre otros miles.
Era una colección de versos sueltos,
de rictus de dolor, de viejos juegos,
de lágrimas dobladas en un libro
y libros ya vertidos por los ojos de la muerte.
Era una habitación con los cabellos en desorden,
la mesa sin dormir, unas camisas apiladas
debajo del colchón en que los cuerpos se desvelan
y unos cigarros que no fumo y una radio
y un viejo comedor, lleno de sobras de la noche
y de platos por lavar en cuanto escriba lo que sueño.
La inspiración era verdad cuando mejor me sorprendía
y era verdad cuando yo con mis diez dedos la atrapaba,
era mejor si un dios de pechos fuertes la traía,
y mejor si ella y tal dios permanecían a mi lado
tras dejar escrito el verso que arrebataba de sus breves alas.
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18 06 15