Gabriel

Las naciones del mar

a Nicol Díaz

Y me acordé del fuego de tus ojos

y me quemé en la ceniza de tu lengua.

 

Aquella noche partí

y las palomas quedaron atrás

con el recuerdo de las naciones.

 

Fue mi regreso de palomas soles

y tu retorno del breve campo.

 

El fuego está ardiendo.

 

Es ese fuego el que doy al principio,

fuego de lunas sin tiempo,

de bosques sin memoria,

fuego tuyo y mío.

 

Es el humano caudaloso el que te ronda

alrededor parte del cielo.

 

Oh, leve dama, mi amada Brisa,

¿por qué te lleva de la mano tu nodriza?

 

Eres niña aún

y el mundo es joven.

 

Lo amarás como a ti misma.

Lo amarás y será una nueva vida.