Veronica Arteaga

LA CLARA INOCENCIA

LA CLARA INOCENCIA

 

No dejes de ser niña.

No permitas que el tiempo se salga con la suya y sigue siendo niña...

Que ni el dolor mordiente ni fugaz alegría dejen de hacerte niña...

Y así, como una niña,

Defiende las fronteras de la clara inocencia

Y hazla carne en tus sueños,

Oponiéndole al mundo la frontal resistencia de luz de tu vigilia.

Contempla así la vida con límpidas pupilas

Y defiende con tu alma tu derecho al asombro.

Dejan que te hagan niña el discurso pomposo,

Las miradas procaces, los precios y los costos.

Que todo te haga niña,

La violencia en la calle

Y el olor nauseabundo

De las guerras, las armas y todo lo que mata.

El grupo de banqueros y de los poderosos

Con su insensible alforja de pactos y de números.

 

Que todo te haga niña.

 

No sigas el ejemplo de los que ya crecieron

Y llevan los dogales de sofismas al cuello

Y van etiquetados en sus compartimientos.

 

Elige ser la niña

 

Y salva así a tu reino

Y ofrece a la mañana lo que es de la mañana

Y a la avaricia torpe lo que es de la avaricia.

 

Revístete de niña.

 

Afírmate en la clara vocación de ser niña;

No seas otra cosa que no valdrá la pena

Y no vendas tu alma al rigor de las reglas

Ni a la paz de tus cantos lo encierren paradigmas.

 

Plántate firme en esto, forjadora de estrellas.

 

No vaya a arrepentirse la vida en el ocaso

Ni se sientan baldíos los bosques que aun florecen.

Deja que tu pobreza te confirme de niña.

Que las puertas abiertas de tus sentires hondos,

Donde salen y entran las almas a su antojo

Siempre te encuentren niña.

No podrías de otro modo

Escribir tus Poemas,

Conocer lo importante

Entre lo intrascendente.

Defender la inocencia a pesar de la  arruga

Que el destino y los años te conviertan en niña.

Que es mejor ser la víctima, jamás el victimario,

Que la vida te tiende, implacable, sus trampas

Y desbarata sueños,

Y amortaja ilusiones

Tan solo por ser niña

Y oponer resistencia

A la sangre que el mundo ofrece en los altares

De las propicias víctimas y dóciles corderos.

Rebélate a los dogmas de dioses a medida

Y busca humildemente a Dios que en todo late.

 

Podrás luego ser niña con los ojos abiertos

 

Y ver que todos somos en el fondo, unos niños

Perdidos en el vano y fútil laberinto

Que trazaron los hombres que algún día crecieron.

 

La rosa en tu ventana sigue siendo una niña,

El pan de la mañana tiene aroma de niña.

La paloma en su nido guarda arrullo de niña.

 

Destierra de tus días

A esos que ya crecieron

Y guardan sus tesoros

Oxidados de orines.

Busca en el tibio hatillo

Simple de cada día

La alegría inocente,

Niña, de la Poesía.

 

 

Cristina Cammarano