A. Martinez

Para que no me duelas.

Tu mirada me encierra en desatinos,

y me matan las distancias

que feroces te separan de mi horizonte,

mis manos arden, mis labios lloran,

todo mi cuerpo vibra como eco

repitiéndose tu nombre.

Te siento cerca pero mis ojos no te ven,

mi alma te siente, acercándote, soñándote,

sobre los arboles vuelan mis deseos

orientándose hacia tu figura,

hacia tu voz que planea en la distancia,

y las hojas de los arboles también dicen tu nombre.

Todo allá afuera se confabula con mi espera,

con esta sed que rompe mi equilibrio,

mi cordura vital, que sube y baja como las mareas.

Quiero tenerte, aquí, y ahora, y siempre,

quiero besar tu vuelo mariposa azul,

tu alma sobre mi garganta, tu pie delante de mi pie,

tus manos dentro de mis manos,

tu boca dentro de mi boca.

Saberte por sobre todo salva para amarte,

para correr contigo a donde vuelas,

tu rostro quiero amar, tu primavera,

sentarme junto a ti, y que perdida la distancia

ya no me duelas.