Poeta sin alma

Nostalgias

En medio de los montes
entre nubes y torbellinos,
me encontrarás pensando,
juntando tu recuerdo y el mío.
Con la melancolía a la espalda
y tus labios a lo lejos,
mis pies llenos de noches
se van aspirando eternos olores
y la mirada dibujando
una flor en el cielo
se va nublando cuando el sol
en el horizonte va cayendo.
Algún día pararé de llorar,
algún día olvidaré 
ese momento en el que fuiste 
de mi jardín una de las flores,
la metáfora con vórtice
inherente al pensamiento,
y mi rosa del sueño.
Te recordaré al ver montes,
y te recordaré al oler las flores,
Y cuando el sueño se haga sueño
seremos uno mismo
y si mis sentidos se enfurecen
seré una parca imagen 
de mí mismo,
camino de frente,
y la brisa me coge de la mano
y me invita a volver al pasado
donde tú perfume era viento
y el verde prado tus palabras,
y el trinar de los jilgueros
eran notas musicales al atardecer,
de repente me retiro al más allá
lleno de recuerdos sonoros
con la terrible sensación
de estar lejano tuyo
y no volver a verte.
Después, tras un breve remanso
la tarde y un silencio atrae 
las esperanzas perdidas,
hasta el siguiente día 
cuando tu sombra de nuevo
se junte con la mía, 
y en la siguiente noche 
sin tu piel las sabanas 
acariciaran mi piel 
como lo hacían tus manos
a diario en el ayer.
Y quizá ya no seas tu
la que camine a mi lado,
pero tú sombra
será la misma de mi mano
y su olor quedará impregnado 
en cada amanecer.
Aunque busco la soledad
para no volver a dañarme,
el silencio es mi compañía
para no volver a oír
palabras de desconsuelo,
para que el próximo llanto
sea el de una nueva vida.
Vivo mi soledad
porque no hay quien quiera
mi amor.
Es así que el silencio me acompaña
y platicamos pensamientos,
que en mi soledad y en silencio
quizá ya los haya platicado.