Zoraya M. Rodríguez

**~El Gnomo Gruero~** Cuento

El Gnomo Gruero

Habia una vez un pueblo llamado Yinú, donde la gente era muy feliz y se divertía tanto que viajaban de un lado a otro y por carreteras. Las carreteras eran extremas y muy complicadas de cruzar el valle llamado Cinú, en honor a la grieta salvaje del lago de los indios Hamaya, de esa region. Las montañas eran altas y fuertes, y para viajar habia que dar la vuelta. El gnomo gruero era un duende que trabajaba con una grúa llevando y trayendo a la gente que tuviera problemas con sus automóviles en medio de la carretera. En vez de trabajar como minero en una mina descubriendo minerales y piedras preciosas. El gnomo se llamaba Sisú y era muy querido como compañero, amigo y hermano. Su grúa era una vieja del año 38 y llevaba su nombre muy en particular en el cristal trasero de la grúa.

En el pueblo de Yinú, contaba la historia que su pueblo fue venerado por el comandante de primera estancia de la comarca directa de los indios Hamaya, llamado Camaya, no era un cacique sino que era un capitán. Y el pueblo de Yinu, se llenaba de orgullo por la tradición tan vehemente que se cumplia entre su pueblo. La esencia de este pequeño Sisu, y caballero en Yinú era muy respetable y honrada. Sisú era un gnomo muy divertido y hasta humorístico con sus clientes. Las familias viajaban de un lado a otro, con la única esperanza de divertirse en grande. El gruero viaja por la carretera y si se encuentra con un auto detenido en el paraje de emergencias en el lado derecho de su grúa, el se detiene y le ofrece sus servicios de gruero.

Una vez cuenta Sisú, que llegaba de noche de trabajar, había una carretera difícil de transitar por las piedras en la parte de arriba de la montaña, que caían al pavimento sin encomendarse a nadie. Sisú, como era un gnomo inteligente lo que el hacia era pasar pegado de la montaña, para que si cayera una piedra, pues la piedra correría para la parte del frente y no le caería a él. Habia una situación, no muy buena, en esa carretera que le llamaban el Cuchillo Mortal, que todo aquel que viera un cuchillo grande y gigante en medio de la carretera seria acechado por un indio muerto, que murio exactamente en el mismo medio de la carretera por una reyerta de honor entre dos indios.

En el pueblo de Yinú, debía de haber tranquilidad, paz y sosiego entre los habitantes de este genial pueblito. Habia un desierto llamado El Camino Sin Destino, porque el que entrara a el se perdia, no llegaba o no culminaba su travesia por el desierto. Sisú era buen amigo de Pilo, otro gruero, pero, no era gnomo sino normal. Pilo, hacia unos chistes que no eran para reirse sino para divertirse porque eran tan flojos que a nadie le causaba risa. Llego el dia de trabajar, porque era fin de semana, la cual se preparaba para trabajar y ya tan descansado, solo logro obtener mas el deseo de seguir trabajar. Sisú era un gnomo eximio e inteligente, no se dejaba coger de bobo. Solo cuando se trataba de mujeres, el era un pícaro y afortunado en cuestión del amor. Y quiso en verdad a amar cuando por casualidades de la vida, entró a un complejo a desayunar y conoció el amor de su vida, hace ya como tres años de su bienvenida al mundo del amor. El la ama tanto que le gusta complacerla en dulces y chocolates que el siempre le compraba al salir de laborar. Y sí, era complaciente Sisú, el gnomo pequeño e inteligente como un superhéroe que le llamaban Gruñú, que se dedicaba a salvar de la sociedad del maleficio terrenal como todos los héroes.

Sisú, no sabe lo que le depara el destino. Cuando una mañana sale a trabajar en su grúa de siempre, como de costumbre, hasta que en medio de la carretera y precisamente en el mismo medio de la carretera del Cuchillo Mortal, se detiene a salvar la vida de este señor varado en el lado derecho del paraje de emergencias en el pueblo de Yinú. Sisú, lo saluda efusivamente, y le ofrece sus servicios de gruero, el señor bajito, de tez trigueña y serio, de unos cuarenta y cinco años. Le dice a Sisú, que su auto le falla el motor, no funciona el mofle y la transmisión se atoró y que no tenía suficiente gasolina. Sisú, era gruero, pero no mecánico, aunque sabía lo básico, tenía un conocimiento basto para poder trabajar bien. Sisú, le dice, -”te llevaré hasta donde me explicaste, no es tan lejos de aquí”-. Entonces comienza el remolque del auto, jala la polea acanalada y engancha el auto en el gancho y comienza el remolque. Pero, no se percata que era un indio, los indios particularmente tienen facciones, o un físico particular, en donde sirve a su comarca o tribu o aldea. Estaba parado y varado en el mismo centro donde existía la historia del cuchillo mortal en esa misma carretera.

El indio sube rápidamente a su grúa y en instante de alucinación aparece el cuchillo grande y gigante en el medio de la carretera, Sisú no se percata de lo ocurrido. Y prosigue su camino, desde que solo siente su fuerza de luchar y trabajar en un trabajo que le era agradable y se sentía a gusto. El indio le habla y Sisú con sus dotes de humor, hace chistes flojos, y, el indio se ríe. Sisú, da la vuelta por el valle Cinú, y cuando da la vuelta, nota que el indio desaparece de su lado como por arte de magia, y su auto también, el queda solo en medio del valle Cinú, se detiene y piensa y asustado recuerda la historia que sucedió en el Cuchillo Mortal que fue un indio muerto que tuvo una riña mortal con su mejor amigo en esa parte de la carretera y murio. El indio en su lugar le dejo un talismán con una piedra hermosa llamada rubí, y Sisú se dijo en la mente, ahora soy rico con este diamante. Y así fue, fue muy rico por un tiempo al continuar trabajando, el talismán le dio mucha suerte, y llevó a mucha gente a sus hogares con sus autos dañados y varados. Y el talismán, allí, cerca donde el indio lo dejo. Y supo, que la riqueza viene en tiempos de mayor penuria, cuando más lo necesita y lo obtienes. y el gnomo gruero fue feliz por muchos años. Y cada vez que pasaba por el Cuchillo Mortal, daba gracias a Dios y a ese indio en desearle mucha suerte en su vida. Aunque, no quiso vender el talismán para hacerse rico, solo quiso que lo acompañara en su travesía por la vida de seguir trabajando como un gnomo gruero.

Fin