Los vientos céfiros me estremecen
Bóreas que brujulean tu arribo 
Como vaharada de ángeles
Apareces con la luna y nos besamos 
Nuestras bocas ávidas de infinito 
Como el soplo eterno de Dios
Apareces con las estrellas plateadas
Como orbe divino y sagrado 
Para entrar en mis pupilas para siempre