Carlos Alba

Día siete

 

Encontré a hombres y mujeres

de pie sobre corazones sin dueños;

ellos esperaban olvidar,

ellas velando sus sombras y sueños.

 

Atravesé el sendero extenso

de una fértil tierra y de un agrio fruto;

oigo un lamento en lo profundo

del árbol añoso de muerte herido.

Recogí ahí grandes ideas

abandonadas fuera del camino, 

la larga fila que esperaba

las contemplaba mas no recordaba.

 

Vi grandes templos orgullosos

pintados de pálida decadencia,

dañadas puertas apiladas,

blancas siluetas sin alma desechas.

Vi la noche que amenazaba

vi la luna remontar en su manto

y bajo los brazos del tiempo

duermen huellas de piececitos quietos.

 

Sentí unos débiles latidos

últimos susurros que trajo el viento;

la vida a oscuras permanece,

infame memoria que la adormece.

Caminé donde huyen los niños

lejos de las impúdicas miradas.

Olvido que cierra sus labios,

tierra maldita que seca sus años.