Lucy Quaglia

Fantasmas

Los fantasmas que se arriman

A la orilla de mi asiento

Muy temprano en la mañana

Me preguntan al oído

Lo que hago en esta casa.

Los puedo escuchar temprano

Con crujidos y suspiros

Y sombritas que se arrastran.

Los fantasmas de la tarde

Se me acerca y me dicen

Que la casa está cuidada

Con historia de cien años

Entre plátanos y arces

Y una quintita que es de oro

Con los tomates y papas,

Los porotos colorados,

Las arvejas y las habas.

Los agujeros que vimos

En las paredes tan viejas

Fueron hechos hace tiempo

Antes que los arreglaran.

Las puerta con las bisagras

Sin aceite y oxidadas

Hacen ruidos que dan miedo

Como fantasmas caseros

Cubiertos de sábanas.

 

Telarañas se acumulan

En rincones de la casa

Para atrapar a mosquitos

Que se comen de pitanza.

Los ladrillos que se ven, las paredes,

Las ventanas, las cortinas y los pisos

Hechos con maderas anchas,

Dicen cosas del pasado

Cuando otra gente vivía

Y caminaba sin pausa.

Los fantasmas se amontonan

Y plantas que están afuera

Me arrullan desde la tapia

Saludándome con viento

Que va moviendo sus ramas.

Los fantasmas que no vienen

O que se van cuando hay sol

No me sirven para nada.

Los que se quedan conmigo

Y me hablan con nostalgia

Me hacen de compañía

En las noches de trabajo

En la casa centenaria

Con cuadritos y papeles

Colgados a la marchanta

Como amigos importantes

Mientras calculo los cheques

Que voy a pagar mañana.