\"Estamos los dos en una onda de excesos,/ con hambre cada noche, cada mañana,/ tú con ganas de comerme a besos,/ yo con ganas de comer... manzana\".
Tantas frutas que habían en la mesa
y terminé comiéndome la prohibida,
ésa que me impactó por su belleza,
que llegó inesperadamente a mi vida.
Y no debía, la verdad es que no debía
ni posar mis ojos justamente en ella,
yo podía evitarlo... ¡claro que podía!
Pero era tentadora, en extremo bella.
Y por mis impulsos me dejé llevar
hasta terrenos de su esencia, su piel,
tan dulce que si fuera agua de mar,
no sería salada, sería agua de miel.
Fue como desafiar leyes o normas,
ir nadando por ti contra la corriente,
para alejarme de ti tenía mil formas
y para acercarme... una solamente.
La de asaltar obstáculos atreverme
y en tus adentros raudo instalarme,
seducirte, que empezaras a quererme
sin la menor opción de olvidarme.
Sin pensar si tenías o no algún dueño
enamorarte por completo así de mí,
sin importarme que tuvieras un sueño,
que te hiciera feliz el que por ti construí.
Tantas frutas que en esta mesa se veían
¿quién que me conozca me lo iba a decir?
Pareciera que ellas de algún modo sabían
que a la más provocativa yo iba a elegir.
Parece que al final con hambre pude verme
y tu hambre por mí buscó la misma ruta...
aquí estamos pese a todo, tú deseando comerme
y yo muy ansioso por comer tu fruta.
Poema original de Álvaro Márquez
Nacido en Caracas, Venezuela
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Publicado el 24/5/2015
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