RUBEN BUELVAS

DULCE LUNA DEL RIO

Desde el balcón del hotel donde alojado estaba

En un pueblo anclado a las márgenes del Magdalena

Contemplaba el rio, En una tarde cálida y serena

La escena del sol que se escondía en el poniente

Y el navegar de piraguas me embriago de poesía

 

Vi el  volar de gaviotas como buscando el nido

Y el bullicio de la gente que caminaba en el puerto

Se fue apagando de apoco mientras llegaba la noche

Para dar paso a la luna que con su luz trae la alegría ante la excelsa quietud

 

Mientras contemplaba el rio y los ensueños de la luna.

Se me inundo el alma con la angustia de la soledad

Quebrantando el corazón con un deseo de llorar

Pero muy esperanzado en que los días avancen ¡para poder llegar!