Carlos Alba

A los ojos que duermen

Sobre sus confines

se perdió la noche, 

se fue en terciopelo 

y confusa bruma.

 Sobre sus confines

se esconde la noche;

¡A ciegas el alma,

a ciegas la luna!.

 

El hambre inventa menesteres,

el frío improvisa un verso.

Y no aflojan las estrellas, 

y la esquina esta dormida;

las niñas ya saludan

a la muerte tibia, 

al hechizo profundo.

Y no aflojan los segundos

que hoy visten de sangre.

 

Unas cucarachas ebrias sobre tacones

charlan con los grillos atados de celofán:

¡Cantan mis silencios!

¡Gritan mis secretos!

y caen sobre el muro retorcido

cual pálpito interrumpido en mi pecho.