Diana Verona

Agotado amor

Hoy con el silencio que quedo

aullando con viva voz aun

dentro de mi inestable corazón.

Supe que te habías ido.

 

Te marchaste, te fuiste, dejando

fragancias a humo y viento que

me susurraban anhelantes gritos

en el sólido adviento.

 

Ahora el tictac del reloj

me acorralo en algún rincón,

dejando a la negación por

algún viejo y profundo callejón.

 

¿Cuándo la herida duele?

¿Cuándo me fui un muerto sin vida?

¿Cuándo me converti, transforme

y reforme en un alma perdida?

 

Lo vi con mis propios ojos

y me negué a poder creer,

cayendo hacia abajo

destinada a desaparecer.

 

Dejaste de creer en mí,

de verme. Y noche a noche me

desvele con entenderte. Abandonándome

a mí misma. En tu sórdido querer.

 

Tu amor era como nada,

en donde iba se perdía,

mi amor era como todo,

en donde ibas lo tenías.

 

Eras el sol en un

helado y frio invierno.

Donde tus palabras vacías

tenían a mi alma conmovida.

 

Fui reclusa de tu amor, por

más de quinientos años

 de eras de estaciones floridas,

donde la calidez del sol me envolvía.

 

La desconfianza en mí, me

términos hablando una vez más

ciegamente sobre ti, acabando

con todas mis emociones.

 

No es mala idea decir que te

amare pese a cualquier dolor.

Mi dulce destrucción te termino

por entregar mi único corazón

 

El ayer era solo mi delirio

hoy solo es mi tormento,

ayer mentiras y alegría

hoy solo pruebas y destrucciones.

 

Vivo en un vacío tan lleno

donde tus dulces besos

se van convirtiendo en

un agridulce veneno.

 

Te tenia, perdiéndote

todo al mismo tiempo,

puertas que se abrían,

puertos se desvanecian.

 

Por qué mientras solo

momentos y recuerdos rayados

existan, podre conseguir una

profunda y esperanzada vida.

 

El adiós para mí nunca

fue una sólida opción

sin embargo he de decir

adiós, adiós amor…