Flores Zoila T.

La Sultana Rossa

 

Nò la pidas que sonrìa al palpar de su vivir,

Y nò juzgues si la miras yà su rostro sin sonreír,

Si pretende no mirarte, nò la obligues a mirar,

Yà su aura y su mente se agotaron al pensar.

 

 

Una pena yà añeja, se esfuma a su quietud,

Decisiones escogidas  al vaivèn  de juventud,

Estremecen yà sus rosas y los pètalos al caer,

Bamboleando a la brisa, en un triste atardecer.

 

 

Sè gitano a la costumbre, y marino en soledad,

Valeroso en el deseo de pelear por la verdad,

Determinante como un rìo y constante como el mar,

Que la vida tiene encanto, si la sabes encontrar.