rafael ospina cadavid

SOÑANDO CON MI MADRE

 

En el mundo oscuro de tu silencioso vientre
tomaba vida el \"espermatosentimiento\" por ti engendrado
era yo gota esencia de tu clara fuente
sueño de esperanza en tu jardín sembrado.

 

Día a día entre un cielo de nubes blancas
sentía la paz eterna que reinaba en tu interior
el lazo que me unía a tus fértiles entrañas
dejaba de ser lazo...ya era yo fruto eterno de tu amor.

 

Me acogieron tus senos con la ternura de un ángel
cuando con sus brazos abiertos alaba siempre a Dios
me alimenté de tu espíritu... del calor de tu sangre
y como tiernos amantes nos amábamos los dos.

 

¡Oh madre mía! ¡cuánto te quería...cuánto te adoraba!
eras sueño vivo en mis años de niñez
me enseñaste las virtudes que tu espíritu emanaba
con palabras inmortales de grandeza y sencillez.

 

¡Ay santa María madre de Dios!
tus labios pronunciaban la bellísima oración
entre penas y quebrantos lágrimas de amor
partí mustio un día hiriendo tu corazón.

 

Arlequín aventurero bohemio y soñador
me embriagué ante los ocasos y canté a viva voz...
solitario enceguecido agobiado y pecador
te invocaba madre mía en mis noches de dolor.

 

Y llorabas afligida en tus horas de oración
presentías mis quebrantos implorabas al Señor
al Señor de los milagros ¡nazareno y redentor!
¡redime a mi hijo amado! le pedías ¡oh llanto en flor!

 

¡Oh madre mía! cuánto me has querido
¡cuánto te amo yo!
no hay en el mundo entero
sentimiento comparable a nuestro amor.

 

¡En las noches gravitantes!
¡en los sueños del amor!
en la luz de las estrellas en la esencia del perdón
te siento ¡oh madre mía! como siento al mismo Dios
abrazando tu recuerdo se despierta la ilusión.

 

De tus manos en mis manos
de tus ojos y tu voz
de la luz de un nuevo día
que cobije nuestro amor.

 

¡Ay santa María... madre de Dios!
tus labios pronunciaban la bellísima oración
entre penas y quebrantos...¡lágrimas de amor!
regresé a ti ¡oh madre mía! y alegré tu corazón.

 

Triste despertar confunde la ilusión
del sueño más tierno que mi alma disfrutó...
sollozando afligido...ahogado en mi interior...
como un Ave María solo y triste rezo mi oración:

 

¡Oh! madre mía
¡cuánto me has querido!
¡cuánto te amo yo!
no hay en el mundo entero
¡sentimiento comparable a nuestro amor!

 

 

Tato Ospina
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